Una vez me cocinó arroz con berenjena sin nada de aceite. No lo olvidaré. Nina ha cuidado alimentación y salud toda su vida. Nos encontramos para comer en el Restaurante Moo con su madre y comemos hablando de comer, está claro, y de pilates, la combinación perfecta. Para tener salud hace falta una buena alimentación y ejercicio físico. Nina lo tiene muy claro y su cuerpo y su piel son la prueba.

¿De dónde te viene esta consciencia por comer sano?

La conciencia sobre la alimentación la he ido adquiriendo con la edad. Es justo decir que mi oficio me ha ayudado bastante. Para subir a un escenario y hacerlo en condiciones debes que cuidar lo que comes. Dicho esto, hay un aspecto clave que me ha marcado seguro: me crié en medio de campos, comiendo las verduras cosechadas al lado de casa… lo que ahora llaman kilómetro cero. ¡Digamos que nosotros practicábamos el metro cero! Piensa que cuando era pequeña, yo, en el cochecito, en lugar de muñecas, ¡llevaba conejos! Además, tuve la gran suerte de criarme con los abuelos, que para mí han sido un ejemplo en muchos sentidos, uno de los cuales, sin duda, una forma saludable de alimentarme: fruta, verdura, cereales, legumbres y muy poca carne, no porque no les gustara, sino porque la economía no se lo permitía. Murieron a los 95 y a los 98, de viejos que se dice, y lo hicieron con salud y la cabeza clara gracias a la alimentación y la actividad física, que, seguro, fueron claves en su calidad de vida. Eran más bien delgados. Recuerdo que mi abuelo se llenaba poco el plato, cuando le servían decía: “Basta, no pongas más”. Ahora que ya no están, pienso mucho en ellos y en toda la herencia que me han dejado en este sentido y que valoro profundamente.

En el cochecito, en vez de muñecas, ¡llevaba conejos!

Cómo come

Comer con ella me permite ver los hábitos que tiene. No pica, se reserva, el aperitivo lo prueba pero no se come todo lo que le presentan. De los platos del menú, se salta la tortilla porque enseguida, con el aspecto, ya nota que hay leche o crema de leche. Toma una copa de vino, pero rechaza el maridaje porque sabe que después le costará mucho más hacer la digestión. La fruta la prueba, pero sólo se come la mitad del plato. Renuncia también a las bolitas de helado. Lo que sí devora es el pan integral. Mastica despacio, aunque lo niegue. Traga y después habla. Y muy importante: me doy cuenta que, mientras come, respira a conciencia y profundamente. ¡La clave!

Recuerdo una dia en tu casa preparando un arroz con berenjenas y un chorrito de agua...
Recuerdo una dia en tu casa preparando un arroz con berenjenas y un chorrito de agua…
Sí. En casa hace años que el aceite no toca nunca el fuego. Me provoca digestiones muy pesadas. El aceite sólo en crudo y con el método tiruliru [y hace un gesto rápido de espiral sobre el plato]. El tiruliru, es cierto, lo hago por una cuestión de calorías. Hace diez años contacté con una naturópata y fui aprendiendo trucos para cocinar de forma más sana. Cocino mucho al vapor y no como azúcar. En el último año lo he anulado incluso del café de la mañana. No tomo leche tampoco, pero me gusta mucho el dulce; bien, más que el dulce me gusta comer un cruasán o una magdalena. Y como, de hecho, acostumbran a ser demasiado dulces, me los hago yo en casa. Hago magdalenas con harina de arroz, pongo trocitos de chocolate negro y sin azúcar -¡me encanta el chocolate!- manzana, nueces, no pongo levadura -que es fatal-, añado bicarbonato, que, además, ayuda a digerir, y claras pasteurizadas. De estas magdalenas sanas y caseras como prácticamente cada día, con un poco de mermelada sin azúcar. Siempre tengo frío y tengo comprobado que mi cuerpo necesita un poco de dulce.
Has estado muchos años de gira con Mamma Mia, haciendo temporada en Madrid y después por toda España. Conociéndote no te imagino yendo constantemente de restaurantes...

¡No! ¡Qué va! De los días que pasaba en una ciudad sólo salía a comer a aquel lugar que te recomiendan y donde “se tiene que ir”, pero el resto de días comía en la habitación del hotel.

¿En la habitación?

Sí, sí. Cuando llegaba a una ciudad, y después de hacer el pase técnico, me iba a hacer la compra y me encerraba en la habitación a cocinar con mi olla eléctrica, ¡que me ha acompañado a todas partes! [Reímos.] ¡Toda la compañía lo hacía! Pero algunos cocinaban comidas un pelín más potentes y alguna vez nos habían llamado la atención. ¡Ja, ja, ja!

[A media comida, aparecen dos actores de la compañía. Han quedado con Nina para tomar un café y ¡para hacer el traspaso de la olla eléctrica! Sí, sí, como lo oís. Uno de los actores, que también se cuida mucho, le ha pedido a Nina la suya para no tener que comprar una. Después de comer, irán a buscarla porque la tiene en el maletero del coche.]

Nina no vive en Barcelona y en su rinconcito vital no hay tele y hay huerto...

Tengo tomates, pepinos, sandías y alcachofas; estas últimas no dan, de momento, fruto porque no tienen bastante sol por un cerezo que tengo en el jardín y que les hace sombra. Ir al huerto y coger un par de tomates y un pepino para hacer la ensalada me hace sentir como cuando era pequeña y la yaya me mandaba ir a Can Lola ¡a buscar la verdura para la comida! Supongo que, de ahí, me viene la obsesión de tener un huerto…. A mi parecer, esto de cuidar la alimentación es mucho más sencillo. Basta con un poco de sentido común, orden en las comidas, elegir buena materia prima sembrada cerca de donde vivimos, cocinar con agua, dejar el aceite sólo para aliñar y eliminar la sal y el azúcar, que ya nos los aportan ciertos alimentos. Estos son los ingredientes de la receta que practico, a pesar de que todavía no he conseguido dos cosas muy importantes: llenarme poco el plato y masticar despacio… Soy una glotona, ¡me encanta comer! Pero me gusta la comida ligera, aquel plato que te comes y ¡parece que no lleves nada en el estómago!

 

Núria Coll
Núria Coll

Directora Soycomocomo.es, la Consulta.
Creadora de Cómo Como Foods

    @nuria__coll