“Se han hecho varios estudios sobre el posible efecto protector de la soja en cáncer de mama, con resultados contradictorios: algunos muestran un efecto protector evidente, mientras que otros no ofrecen ningún resultado positivo”, cuenta el doctor Antonio Agudo, de la Unidad de Nutrición, Medio Ambiente y Cáncer del programa de investigación en epidemiología del cáncer. El oncólogo Joan Vidal-Jové también apoya esta tesis: “una revisión de la literatura revela que los alimentos de soja y las isoflavonas pueden proporcionar alivio de los síntomas de la menopausia y proteger contra el cáncer de mama y enfermedades del corazón, pero no de forma igual en toda la población”.

Dados de soja

Soja

El tema de la soja es muy controvertido. “Hay mucha incertidumbre sobre la soja y el cáncer de pecho”, introduce la doctora Odile Fernández, autora del libro Mis recetas anticáncer. Alimentación y vida anticáncer (Ediciones Urano, 2013). “La soja es consumida sobradamente en Occidente, ya sea en dietas vegetarianas como sustitutivo de la carne, o en cualquier tipo de dieta en forma de bebida, nata vegetal, yogur de soja o hamburguesas de proteína vegetal. En la dieta occidental también se toma salsa de soja, miso o tempeh, o bien, se utiliza como aditivo en muchos productos”, cuenta Fernández. Ahora bien, ¿qué papel tiene la soja en la prevención del cáncer de pecho?

La terapeuta nutricional Gogo Bela dice: “Según el Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos (NCI) y en la última revisión hecha en diciembre de 2014 y en base a estudios realizados y nutrición recomendada durante el cáncer y como preventivo (según la base de datos del NCI, National Cancer Institute), el consumo de soja en dosis moderada puede ser beneficioso para prevenir el cáncer de pecho y de próstata. De todas formas, este tema aún se está estudiando”, cuenta Bela. “La soja es una legumbre con muchos fitoestrógenos, isoflavonas que tienen un efecto estrogénico. Por lo tanto, puede ayudar en la crisis vasomotora (sofocos) que hay durante la menopausia. Los productos de soja en el régimen alimentario pueden disminuir las concentraciones de colesterol y reducir el riesgo de enfermedades cardíacas.

“Es preferible consumir brotes de soja germinados o soja fermentada (miso, tempeh), más que productos procesados, como leches vegetales o yogures”

¿Cuándo debemos tomar soja?

Odile Fernández destaca que “las conclusiones de los estudios científicos realizados sobre soja y cáncer de pecho en algunos casos han dado informaciones contradictorias: por un lado, si hablamos de la relación de la soja con el riesgo de contraer cáncer de pecho entre mujeres sanas, los estudios muestran que el consumo de una cantidad moderada de alimentos que contengan soja no aumenta el riesgo de este tipo de cáncer ni del de cualquier otro tipo. Algunas investigaciones, incluso, indican que pueden ofrecer una protección modesta contra el cáncer de mama, pero estos efectos protectores provienen principalmente del consumo de soja durante la infancia y adolescencia, sobre todo en forma de soja fermentada“. Por lo tanto, la soja consumida fuera de la infancia y la adolescencia no ofrecería efectos protectores. “Algunos estudios apuntan que, para las supervivientes de cáncer de mama, el consumo de cantidades moderadas de alimentos de soja no aumenta el riesgo de recidiva o muerte prematura.

Tiras de temphe

Temphe

Gogo Bela está de acuerdo: “Hay bastantes datos -tanto epidemiológicos como en animales- que apoyan la hipótesis que tomar soja precozmente puede disminuir el riesgo de sufrir cáncer de mama más adelante. Un estudio realizado con inmigrantes procedentes de Asia sugiere que los primeros veinte años de vida tienen un impacto profundo en el riesgo de tener esta enfermedad. Los datos epidemiológicos sugieren que, para obtener este efecto protector, son más que suficientes una o dos raciones de alimentos ricos en soja al día antes de los veinte años”.

Ahora bien, “no es recomendable tomar soja durante el tratamiento de quimioterapia con taxones y, posteriormente, con tamoxifén, ya que podría haber interacción. Tampoco durante la radioterapia. Debemos evitar la soja en todas sus formas (miso, etc.), porque puede reducir la efectividad del tratamiento“, especifica Odile Fernández, que alerta que “sí se ha visto que cuando se consume soja en forma de suplementos hay un incremento en el riesgo de cáncer de mama. Parece que el consumo moderado de soja (dos o tres veces por semana) es seguro, pero no es así si se toma en grandes cantidades”. No hay que sobrepasar “los 25 mg de isoflavonas y los 7 g de proteína vegetales provenientes de la soja diarios, ni los 50-75 mg por semana”, recomienda Fernández.

“No es recomendable tomar soja durante el tratamiento de quimioterapia con taxones y, posteriormente, con tamoxifén, ya que puede haber interacción”

¿Qué dosis de soja serían las recomendadas?

“Una ración diaria equivaldría a: media taza de tofu o tempeh; media taza de edamame; media taza de soja cocida; un vaso de leche de soja o un yogur de soja; o bien, una cucharada de miso”, dice Fernández, que recomienda “tomar soja fermentada, porque contiene probióticos”, más que productos procesados con soja, como las leches vegetales -que es preferible evitar- o los yogures de soja, especifica la especialista en alimentación anticáncer.

Sopa de miso

Sopa de miso

La nutricionista Lucía Redondo Cuevas destaca que “en caso de consumir soja, debe ser solo soja ecológica y orgánica, es decir, no transgénica”. Además, “la mejor manera de consumirla es sin procesar: es decir, en forma de germinados o brotes”. Redondo remarca que “en caso de que, ocasionalmente, consumamos soja procesada, nunca debería ser en forma de leche vegetal, sino fermentada: como tempeh, salsa de soja o miso, siempre que no haya intolerancias. La soja es una legumbre y hay personas que no la digieren bien, por lo que puede ser indigesta”. Por lo tanto, sería ideal consumirla en forma de brotes y germinados, y en pocas cantidades.

“Cuando se consume la soja en forma de suplementos hay un incremento en el riesgo de cáncer de mama”

¿Qué debemos saber de la soja?

La soja, que también es conocida por su nombre en latín, Glicine max, se puede encontrar en semilla (semillas de soja), o bien en forma germinados, o de diferentes productos: miso, tofu, shoyu, tempeh y leches y yogures de soja.

Antonio Agudo, investigador de la Unidad de Nutrición, Medio Ambiente y Cáncer, del programa de investigación en epidemiología del cáncer, destaca que “la soja es uno de los alimentos con más fitoestrógenos. Este nombre engloba un grupo muy diverso de sustancias que incluye isoflavonas, como la genisteína y la daidzeína, y los lignanos. Además de la soja, estos compuestos también se encuentran, aunque menos concentrados, en algunas leguminosas; y tienen una estructura química muy semejante a las hormonas sexuales (estrógenos y andrógenos), por lo que pueden competir por los receptores celulares, y bloquear, en parte, su función. Eso hace que se consideren candidatos a ejercer un efecto protector de los cánceres de fuerte dependencia hormonal, como el de mama en mujeres y el de próstata en hombres”. ¿Qué evidencian, sin embargo, los estudios científicos? “Algunos muestran un efecto protector evidente, mientras que otros no ofrecen ningún resultado positivo. La mayor parte de estudios que sugieren un efecto protector se hicieron en poblaciones asiáticas, mientras que los que no muestran asociación positiva se hicieron en poblaciones occidentales“, dice Agudo.

“No hay que sobrepasar “los 25 mg de isoflavonas y los 7 g de proteína vegetales provenientes de la soja diarios”

Lucía Redondo cita la siguiente publicación médica para destacar que “el consumo de isoflavonas se asocia con una disminución del riesgo de cáncer de mama en mujeres asiáticas, pero no en poblaciones occidentales”. ¿Por qué hay esta diferencia? “Hay varios factores: por un lado, entre las poblaciones asiáticas se toma más soja, y además, se consume desde la infancia. Por otro, las diferencias en la microbiota intestinal también juegan un papel clave en este aspecto. La población asiática tiene una mayor capacidad de generar un compuesto llamado equol, generado por la microbiota a partir de la daidzeína -una de las isoflavonas de la soja. Este equol tiene un poder antioxidante muy superior al resto de isoflavonas, lo que podría explicar las diferencias del impacto del consumo de soja en las diferentes poblaciones”.

Semillas de soja

Semillas de soja

“En población occidental no se ha demostrado que la soja tenga un efecto preventivo del cáncer. Se debe tener en cuenta que no es un producto local ni tradicional. Siempre es preferible consumir legumbres de aquí: garbanzos, lentejas, judías, previamente remojados unas 12 horas. Y si se quiere consumir soja hay que escoger preferentemente los germinados o formas fermentadas (miso, shoyu, tempeh), ya que contienen menos antinutrientes, como los inhibidores de proteasas. Otra precaución es, si se toma soja, combinarla con alimentos ricos en yodo. Así evitaremos el efecto estrumogeno y la aparición de bocio. Un ejemplo claro sería combinar soja con algas marinas; con una cucharada sopera de algas hidratadas al día tendríamos bastante”, matiza Redondo.

¿Por qué no debemos abusar de la soja?

Joan Vidal-Jové, cirujano oncólogo, apunta que “conviene no abusar de la soja (más de 2-3 veces por semana) ni tomar suplementación nutricional con soja porque “puede afectar a la función tiroidea de forma anómala, ya que se han visto tanto aumentos como disminuciones en los parámetros de actividad del tiroides y eso no es un factor saludable para el organismo”, añade la oncóloga Natàlia Eres. Lucía Redondo, que suscribe lo que dice Eres, y remarca que “hay patologías, como el hipotiroidismo, en las que hay que evitar alimentos como la soja”.

“Hay patologías, como el hipotiroidismo, en las que hay que evitar alimentos como la soja”

¿La soja ayuda a prevenir el cáncer de pecho si la tomamos en pequeñas dosis?

Los estudios demuestran que el consumo de soja está asociado con un riesgo más bajo de incidencia de cáncer de mama, de recidivas de este cáncer y de la mortalidad atribuida”, cuenta Eres. “El consumo de soja consistente en una dieta tradicional japonesa parece seguro para las supervivientes de cáncer de mama”, continúa la oncóloga. Ahora bien, precaución con la dosis. “Si bien no hay una evidencia clara de daño, hace falta más evidencia que confirme la seguridad antes de que el uso de dosis alta (> de 100 mg de isoflavonas) pueda ser recomendado para las pacientes con cáncer de mama”, añade.

Plantación de soja

Plantación de soja

¿Qué pasa con la soja transgénica?

“El problema principal de la soja transgénica y de cualquier alimento modificado genéticamente reside en que no se ha estudiado la seguridad de estos alimentos a largo plazo y los pocos estudios que se han realizado -sobre animales- sospechan de un efecto cancerígeno”, cuenta Lucía Redondo.

“El 90% de la producción mundial de soja es transgénica”, alerta Gogo Bela. “No soy nada partidaria de recomendar el consumo de soja modificada genéticamente. Un estudio del mayo de 2010 del biólogo ruso Alexey V. Surov mostró evidencias que la soja transgénica puede producir esterilidad y mortalidad infantil en hámsters”.

Laura Basagaña
Laura Basagaña

Periodista